De McKinley High a Brodway: el legado teatral de Glee en los Tony
- Catalina Palma R.
- 10 jun
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 17 jun
Al ser estrenada “Glee” en 2009, no se anticipaba lo que generaría en la televisión juvenil. Marcando a toda una generación con el coro escolar lleno de mashups y dramas adolescentes.
Más de 10 años después su legado sigue vivo, llegando incluso a Brodway, siendo la cuna de los actores que actualmente se encuentran encabezando carteles en los grandes teatros, llegando a ganar sus premios más prestigiosos: los Tony Awards.
Lejos de ser una mera serie de jóvenes cantando, fue un casting lleno de mini estrellas del teatro musical que buscaban popularizar su nombre fuera, y otros que buscaban darse a conocer para cumplir sus sueños.
Jonathan Groff, ya era un nombre conocido en Broadway antes de interpretar al encantador y manipulador Jesse St. James. Idina Menzel y Kristin Chenoweth —quienes dieron vida a Shelby Corcoran y April Rhodes, respectivamente— ya eran leyendas de la industria, con créditos como Wicked y You're a Good Man, Charlie Brown a sus espaldas. Visibilizando el teatro musical en televisión abierta, popularizando un género que solía estar limitado a ciertas audiencias.
Dentro de los jóvenes que nacieron y tuvieron un despegue por la serie nos encontramos con el reciente premiado Darren Criss, así como también a Alex Newell y Jenna Ushkowitz, quienes encontraron en Broadway el siguiente nivel de su carrera.
Criss, quien interpretó al icono de los Warblers: Blaine Anderson, ha liderado musicales con estética glam como Hedwig and the Angry Inch, pero también ha apostado por producciones más íntimas, consolidando su versatilidad como actor.
Alex Newell, o como lo conocen los Gleeks: la reina Unique Adams, es hoy un referente en el teatro musical. Su voz poderosa y su autenticidad han conquistado tanto al público como a la crítica.
Jenna Ushkowitz, Tina en la serie, ha generado una influencia en Broadway desde la producción: siendo parte del equipo detrás de obras premiadas, consolidando una carrera más allá de los reflectores.
La serie, se transformó en un nido para una diversidad de caminos teatrales. Brillando desde intérpretes hasta como productores pero siempre caracterizándose por la innovación.
Además, es imposible no destacar cómo Glee, con su estética de musical moderno, democratizó el gusto por el teatro en una generación que quizás jamás había explorado los catálogos de Broadway. Enamorándose de canciones de Wicked, Funny Girl o Dreamgirls.
El hecho de que tantos de sus actores hoy estén consagrados en Broadway no es casualidad, sino consecuencia de una serie que supo poner el arte por delante.
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