Taylor Swift lo logró: ahora es dueña de sus masters, gracias al apoyo masivo de sus fans y al fenómeno global del Eras Tour. La recompra costó $360 millones y desató una revolución en charts, plataformas y corazones swifties. Más que una victoria personal, es un triunfo colectivo que reescribió la historia del pop con friendship bracelets y streams. El poder fan cambió la industria. Y eso no tiene precio.